domingo, 6 de marzo de 2016

Dos pasos más. Día cuatro.

1 de agosto de 1945
Querido diario:
Nos han bombardeado. Nos han bombardeado, diario, bombardeado. Te escribo esto desde una casa rural en la que nos hemos refugiado.
Han sido bombas por los alrededores, no hay nada dañado, pero tengo tanto miedo, por mí y por mis hijos.
Ryu y Nutsuki ya son mayores, pero Hikari aún es pequeño.
Esta mañana nos despertó el ruido estruendoso de esos aparatos del demonio.
No me siento segura en Nagasaki.
Este último año han pasado muchas cosas. La guerra no va a acabar nunca. Ya ni siquiera sé si Yûka sigue con vida. Hace mucho que no me escribe.
He perdido toda la esperanza.
Nagasaki ha empobrecido. He tenido que doblar mi trabajo para mantener a mis hijos.
Finalmente, me negué a que mi hija se casara con alguien que no conociera. Eso me pasó a mi, y no recuerdo un momento en el que fuera feliz. 
Le tomé cariño a Yûka, pero nada más.
No hay amor, no hay nada, solo interés. Amo a mis hijos, es lo único que me queda, y aquí en Nagasaki no me siento bien.
Hace unas semanas mandé una carta a mis padres a Tokio, preguntándoles si podíamos ir con ellos a pasar una temporada. No era nada seguro, simplemente quería asegurarme de tener un lugar donde cuidar a mis hijos.
Ayer me llegó su respuesta. Dicen que va a ser difícil para mí el ir a Tokio, pero que las puertas de su casa están abiertas.
Hoy, más que nunca estoy dispuesta a irme.
Necesito arreglar muchas cosas, prepararlo todo, pero a finales de mes espero estar en Tokio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario